Postre: emoticuentos.



¿Te apetece algo dulce?


Pasamos al postre de nuestro proyecto: Los emoticuentos, cuentos basados en emociones.


A continuación, pasamos a publicar los cuentos que han hecho algunos de los alumnos:


La envidia a veces gana y otras no

Hoy es un día muy especial para Timmy: es el cumpleaños de él y su hermano. Su padre tiene pensado hacer una fiesta, los familiares más cercanos asistirían.
A las cinco suena el timbre, son sus tíos y su prima. Poco después llegan todos.
La madre de Timmy murió hace casi un año, y hoy es su primer cumpleaños sin ella. Timmy lo pasó muy mal; ya se había acostumbrado, pero le seguía faltando alguien.
Todo es diversión hasta que ve a su prima, se había caído y su madre la estaba consolando, Timmy comienza a sentir mucha envidia, se pregunta: “¿Por qué yo no tengo madre y ella sí?” Timmy recuerda cómo era su madre (aparecen la envidia y la tristeza), al final le invade la tristeza más que la envidia y se alegra por su prima: ella aún tiene a su madre.
· · ·
Ya es hora de los regalos. Timmy tiene uno con forma de prisma rectangular y a su hermano otro con forma de esfera. Timmy piensa sobre el regalo de su hermano: “Seguro que él tiene un balón. Mi regalo es más grande, pero ¿por qué yo no tengo un balón? Seguro que ni lo comparte” Esta vez la envidia toma el control, Timmy siente desprecio hacia su hermano.
Timmy abre su regalo: unos postes; y su hermano tiene una tela enrollada. Timmy tarda un poco en comprender que los dos regalos forman uno: una cama elástica. El niño siente la culpa, se siente culpable por el desprecio que tuvo hacia su hermano. Y, aunque su hermano no lo sepa, Timmy deja que su hermano estrene el regalo (normalmente se pelearían hasta que su padre les regañara).
· · ·
Las ocho y cuarto, los invitados se van a sus casas.
Timmy y su hermano aún siguen en la cama elástica. Timmy no salta más alto que su hermano, pero es capaz de hacer algunos trucos e intenta enseñarle. Su hermano falla en todos los intentos.
- ¡Venga, ahora seguro que lo vas a hacer! - le anima Timmy.
- ¡Cállate! Deja de alardear. No entiendo por qué tú eres capaz y yo no, ¡salto más y mejor que tú! - dice su hermano rebosante de envidia - ¡Me tienes harto!
Ha dejado que la envidia se apodere de él sin oponer resistencia. Esa noche los dos se duermen aún sin hablarse.

Tania.



La Rabia:

Un día, un niño llamado Jaime, iba por la calle cuando vio a unos abusones pegar a un niño. Él pasó de largo, hasta que una silueta roja se le apareció. Era su ira. 
La ira le dijo que tenía que ir a la pelea y enfrentarse a los abusones. Él iba a replicarle cuando de repente desapareció. Jaime fue allí, pero le dieron una paliza.
Cuando llegó a casa le preguntaron que le había pasado. Él lo explicó todo pero no le creyeron.
A la mañana siguiente, cuando Jaime iba al colegio, vio que los mismos abusones estaban jugando al fútbol con una cría de tortuga. La misma silueta se le volvió a aparecer y le obligó a ir a salvar a la tortuga. Jaime fue y la. Este la tiró al agua. Los abusones se enfadaron tanto que cogieron la mochila de Jaime y se pusieron a jugar con ella. Pero la silueta, enfadada les pegó una paliza y los enseñó a portarse bien.
Los abusones nunca más volvieron a pegar a nadie y la silueta nunca se volvió a aparecer.

Jorge.



Un niño enfadado

Había una vez un niño que siempre estaba enfadado, en el colegio, en casa, en el parque… y sus compañeros de clase no querían jugar con él. Parecía que Pablo era infeliz. 
Cuando llegaba al cole se sentía bien y contento, saludaba a la maestra y a todos los niños con una sonrisa; pero, en cuanto empezaban a hacer las actividades del día, Pablo se enfadaba y se equivocaba en las tareas, no hacía bien las actividades de Educación Física y se enfadaba más. 
Pablo gritaba y decía o hacía lo primero que se le ocurría: pegar, tirar cosas, romper cosas, pegar… Esto causaba muchos problemas en el cole. 

Un día, y después de reunirse con los padres, la maestra habló con Pablo: 
- Pablo, ¿tú quieres ser amigo de los niños y niñas? 
- Si maestra, pero es que me enfado mucho y nadie quiere ser mi amigo. 
- ¿Por qué te enfadas? 
- No lo sé, cuando me equivoco en algo, en vez de volverlo a intentar, me enfado y hago cosas que no quiero hacer. 
- Hay una cosa que podemos hacer. 
- ¿Cuál? Yo lo haré. 
- Voy a poner un trozo de madera con un dibujo en un rincón de la clase, a su lado pondré clavos y un martillo. Cada vez que te enfades, antes de gritar o pegar, tienes que ir al rincón coger clavos y ponerlos en el dibujo. Cuando se te pase el enfado, vuelves a tu sitio y sigues con la tarea. Cuando termines el dibujo y seas capaz de controlarte lo pondremos de adorno en clase. 
- Vale, me parece genial, maestra. 
- Ahora vamos a explicar la actividad a los niños. 

La maestra dibujó un dragón en un trozo de madera muy duro, para que a Pablo le costase clavar los clavos. Pablo y su maestra hablaron con los niños y niñas y todos ayudarían a Pablo a no enfadarse. 
Al día siguiente, cuando Pablo se enfadó, fue al rincón y clavó cinco clavos. Era difícil clavar en esa madera. Cada vez que se enfadaba Pablo iba al rincón y clavaba clavos, pero cada vez le costaba más, además tenía que ponerlos muy juntos para hacer la silueta del dragón. Así repitió durante un mes…hasta que llegó un día en el que Pablo no clavó ningún clavo. La maestra no dijo nada. Al cabo de quince días, la maestra empezó la clase. 
- Hoy hace 15 días que Pablo no clava clavos 
- ¿De verdad? - dijo una niña 
- ¡No me acordaba de ellos! - dijo Pablo- Hace mucho que no me enfado. 
- Siiiiii- gritaron todos dando un aplauso 
- ¿Y cómo te sientes? - dijo la maestra 
- Muy bien, feliz, además ahora tengo muchos amigos. Ayer fui a casa de Alba a comer. 
- Pero…hay que terminar el dragón- dijo la maestra- para celebrar que Pablo ya no siente ira y no está enfadado, vamos a terminar entre todos, clavaremos los clavos que faltan, lo colorearemos con témperas y lo colgaremos en la pared. También hay que ponerle un nombre. 

Todos se pusieron muy contentos, pasaron un gran día acabando al dragón y Pablo no se enfadó nunca más sin un motivo. 


FIN

Feli.


Comentarios

Entradas populares de este blog

Menú de la felicidad

Cuento sobre la envidia